El médico argelino en el que García Márquez se basó para crear varios personajes de sus libros.
Una noche de 1956, cuando vivía en París y trataba de escribir La mala hora y El coronel no tiene quien le escriba, la policía francesa apresó a Gabriel García Márquez a la salida de un café. Era la época de los movimientos políticos a favor de la independencia de Argelia, en ese entonces una colonia de Francia. Las autoridades solían hacer redadas por toda la ciudad en busca de militantes insurrectos y esa noche confundieron el aspecto de García Márquez con el de un argelino. Rápidamente lo metieron a una camioneta blindada y lo trasladaron a la Gendarmería de Saint-Germain-des-Prés. En la celda, el novelista colombiano encontró a verdaderos argelinos independentistas con quienes entabló vínculos de amistad y camaradería desde la primera hora de encierro.
Uno de esos nuevos amigos fue Mohammed Tebbal, un médico de 44 años que lo introdujo al mundo clandestino de la liberación política de Argelia. “Me dijo que para ser preso inocente era mejor serlo culpable, y me puso a trabajar para el Frente de Liberación Nacional de Argelia”, contó el escritor en una nota de prensa publicada el 28 de diciembre de 1982. Siete años después, en una entrevista de 1989, Gabo dio más detalles sobre este activismo junto a Tebbal: “Él empezó a llevarme a las reuniones, como me pasó con el Partido Comunista colombiano. Me presentaba en francés, pero los argelinos me veían la cara y me hablaban en árabe. Comencé a hacer trabajitos con ellos, sobre todo contactos. Les afiliaba latinoamericanos que tenían alguna influencia en los periódicos de sus países. Logramos crear una red de corresponsales que mantenía viva la información. Eso fue durante más de un año”.
Mohammed Tebbal, cuyo verdadero apellido familiar era Ahmed Ben Abdellah, nació el 24 de diciembre de 1911 cerca de la aldea de Terny, a pocos kilómetros de Tlemecén. Terminó sus estudios de Medicina en la Universidad de Montpellier y se unió a varios partidos que defendían la causa argelina: primero, al Partido del Pueblo Argelino de Messali Hajd; luego, al Movimiento para el Triunfo de las Libertades Democráticas. Como médico, destacó por su atención gratuita a los pobres (instaló una consulta en El Medress, un barrio popular de Tlemecén), su interés en el tratamiento de la diabetes y su protagonismo en la apertura de un hospital para niños asmáticos en la meseta de Lalla Setti (Le Bois des Petis Perdeux). Tuvo una vida apasionante que terminó en 1969 por un cáncer pulmonar.
El investigador Juan Valentín Fernández de la Gala, autor de Los médicos de Macondo (disponible en la Tienda Gabo), sostiene que García Márquez se basó en Tebbal para construir al doctor Octavio Giraldo, un personaje que aparece en las novelas El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, y en el cuento “La prodigiosa tarde de Baltazar”, de Los funerales de la Mamá Grande. Como Tebbal, el doctor Octavio Giraldo también atiende gratuitamente a los más necesitados, reparte propaganda política clandestina y se lo muestra tratando con atención especial dos condiciones médicas: el asma (la esposa del coronel, de El coronel no tiene quien le escriba, es asmática) y la diabetes (Don Sabas, personaje de La mala hora, es diabético). Incluso las descripciones físicas que García Márquez hace en la ficción se corresponden a la de los retratos del Tebbal que el colombiano conoció en 1956: “un médico sin edad y con la cabeza llena de rizos charolados”.
Alirio Noguera, el extremista liberal que se disfraza de homeópata en Cien años de soledad, quizás tenga también algo de Tebbal. Y todos los revolucionarios encubiertos que se pasean por Macondo. Cuando se trata de subversión política, la imaginación de García Márquez siempre tuvo en cuenta la vida de Tebbal.
Discurso pronunciado por Gabriel García Márquez en Ciudad de México...
Autor: Iván Fernando Márquez Gómez
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