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Las máquinas de escribir de Gabriel García Márquez

Un repaso por las diversas máquinas que usó el escritor colombiano para redactar sus historias.

Créditos
Foto archivo Fundación Gabo / Cortesía Hernán Díaz

Centro Gabo

El 6 de julio de 1982, Gabriel García Márquez publicó una nota de prensa sobre las relaciones entre los escritores y los objetos que usaban para escribir. La tituló “El amargo encanto de la máquina de escribir” y en ella, además de mencionar los hábitos de escritura de Ernest Hemingway, Alejo Carpentier y Carlos Fuentes, también relató su propia experiencia.  “Cuando uno se vuelve mecanógrafo esencial ya resulta imposible escribir de otro modo y la escritura mecánica termina por ser nuestra verdadera caligrafía”, aseguró. “En mis tiempos de reportero juvenil escribía a cualquier hora y en cualquiera de las máquinas paleolíticas de la redacción de los periódicos, y en las cuartillas de un metro que cortaban del papel sobrante en la rotativa. (…) Después tuve la desdicha de conocer una máquina eléctrica que no sólo era más fluida, sino que parecía ayudarme a pensar; ya no pude usar nunca más una máquina convencional”.

A lo largo de su carrera como escritor, García Márquez utilizó distintas máquinas de escribir. La primera de ellas fue una Remington portátil que su padre le regaló a mediados de los cuarenta del siglo anterior, poco antes de que terminara sus estudios de bachillerato en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá. Luego, cuando trabajó en El Universal de Cartagena (1948-1949), El Nacional de Barranquilla (1953) y El Espectador en Bogotá (1954-1955), usó el modelo Remington Standard 31. La única excepción en estos años la hizo durante su paso por El Heraldo de Barranquilla (1950-1952), momento en el que produjo sus célebres “Jirafas” gracias a una Underwood SX100.

Desde 1956, en París, hasta su llegada a Caracas, en diciembre de 1957, García Márquez contó con una Olivetti Lettera 22 que le obsequió su amigo Plinio Apuleyo Mendoza. Con ella escribió El coronel no tiene quien le escriba. Un año más tarde, cuando se estableció en la capital venezolana para ejercer el periodismo, consiguió una Torpedo 18 en cuyo teclado dio forma a los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande y a los textos periodísticos y cinematográficos de su etapa en Ciudad de México. Fue con esta máquina alemana que creó el emblemático comienzo de Cien años de soledad. El resto de la saga de la familia Buendía en Macondo fue redactado con una Smith-Corona Electric, artefacto que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Colombia y que hace parte de la exposición Todo se sabe: el cuento de la creación de Gabriel García Márquez.

A esta Smith-Corona le siguieron otros modelos del mismo fabricante: una Smith-Corona con enchufe, que sirvió para teclear El otoño del patriarca y los cuentos de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, y una Smith-Corona Coronamatic, que Gabo utilizó para redactar los artículos que publicó en la revista Alternativa en la década de los setenta.

“Los que escribimos a máquina no podemos ocultar por completo cierto sentimiento de superioridad técnica, y no entendemos cómo fue posible que en alguna época de la humanidad se haya escrito de otro modo”, dijo el escritor colombiano en su artículo de 1982. Esta afirmación, que parecía definitiva e incuestionable, fue refutada por su propio autor en 1984 con la llegada de las computadoras.

Tan pronto salieron al mercado los modelos personales de Macintosh, García Márquez comenzó a utilizarlos. El amor en los tiempos del cólera fue su primera novela hecha en computador. Con este libro, que publicó en diciembre de 1985, Gabo jubiló para siempre a las máquinas de escribir. 

 

Sobre la exposición “Todo se sabe, el cuento de la creación de Gabo”

 

Todo se sabe, el cuento de la creación de Gabo es la mayor, más amplia, completa y reveladora exposición desarrollada hasta el momento sobre Gabriel García Márquez, colombiano universal, uno de los pensadores más brillantes de América Latina y autor reconocido y leído en el mundo entero.

La muestra, de impacto nacional e internacional llega por primera vez a Colombia y tendrá lugar en la Biblioteca Nacional de Colombia en Bogotá, a partir del 23 de abril de 2025, como antesala de la conmemoración del centenario del nacimiento de Gabo en 2027. Será una oportunidad única para redescubrir su legado y valorar su impacto en la literatura y el pensamiento global.

A partir de los archivos personales custodiados por el Harry Ransom Center, que dialogan con archivos provenientes de otras colecciones nacionales e internacionales, esta exposición ofrece una mirada inédita a la trayectoria y proceso creativo de Gabriel García Márquez, desde sus primeros años en Aracataca hasta su consagración como autor global.

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