La buena conversación que dio origen a uno de los reportajes más exitosos de Gabriel García Márquez.
Gabriel García Márquez solía jactarse de que en toda su extensa carrera periodística jamás había publicado una entrevista. Había hecho cientos de ellas para obtener la información vital de sus historias, por supuesto, pero muy pocas veces las había publicado como textos independientes a sus crónicas y reportajes.
Este era un género periodístico que el escritor colombiano consideraba problemático. El 14 de julio de 1981, en un artículo titulado “¿Una entrevista? No, gracias”, expresó sus razones al respecto. “El género de la entrevista abandonó hace mucho tiempo los predios rigurosos del periodismo para internarse con patente de corso en los manglares de la ficción”, afirmó. “Lo malo es que la mayoría de los entrevistadores lo ignoran, y muchos entrevistados cándidos todavía no lo saben. Unos y otros, por otra parte, no han aprendido aún que las entrevistas son como el amor: se necesitan por lo menos dos personas para hacerlas, y sólo salen bien si esas dos personas se quieren. De lo contrario, el resultado será un sartal de preguntas y respuestas de las cuales puede salir un hijo en el peor de los casos, pero jamás saldrá un buen recuerdo”.
Diez años después, el 14 de enero de 1991, profundizó en esta perspectiva crítica, esta vez durante una entrevista concedida al diario El Espectador. “No es cuestión de imaginación sino una falla profesional importante el pensar que el periodismo es la entrevista”, sentenció.
Por todo ello, resulta bastante curioso que uno de sus mejores trabajos periodísticos, Relato de un náufrago, haya surgido gracias a una de las entrevistas más largas que García Márquez realizó en su oficio como periodista. Para escribir los catorce capítulos que cuentan la historia del marino Luis Alejandro Velasco -y que fueron publicados entre el 5 y el 22 de abril de 1955-, Gabo tuvo que entrevistar al náufrago colombiano durante dos semanas. Cada sesión tardaba seis horas y se llevaban a cabo en la sede de El Espectador en Bogotá. Gerald Martin, en su biografía del escritor (Gabriel García Márquez. Una vida), sostiene que muchos de estos encuentros tuvieron lugar en una pequeña cafetería de la Avenida Jiménez.
“No nací para realizar entrevistas en el sentido en que se entiende actualmente. Mi fuerte es la conversación. Y el resultado de una de esas largas conversaciones es el Relato de un náufrago”, le dijo García Márquez a la revista Lire en marzo de 1980. “Allí no hay una sola frase que se le pueda atribuir literalmente al marino Velasco. Conversé con él durante varias horas. Él me contaba su historia y yo lo escuchaba a la manera de un sicoanalista”.
El recurso técnico más llamativo fue el uso de la primera persona para relatar la historia. Así, el testimonio parecía más genuino, directamente salido de la boca de su protagonista. Fue uno de los tantos artificios narrativos de un escritor en ciernes que ese mismo año (1955) publicaría su primera novela: La hojarasca. “No hay ninguna frase del Relato de un náufrago que sea de Velasco. Él me proporcionaba un material al cual, progresivamente, yo le daba vida”, reveló a la revista Lire.
En este arte de la conversación, que García Márquez emplearía siempre para la elaboración de sus textos literarios y de no ficción, es indispensable una pasión insaciable por los detalles. En especial si lo que se busca es dar con nuevos elementos en la trama y estirar la historia para el deleite de los lectores. “Al principio me resistí a hablar con el náufrago, pero luego de entrevistarlo descubrí cosas que nadie había dicho”, dijo Gabo sobre este proceso en una entrevista concedida al diario El Colombiano en junio de 1995. “Terminé escribiendo un cuento que disparó la circulación del diario. Una narración amplia de lo sucedido, que la mayoría de los lectores siguieron sin falta a cada entrega. Pregunté a lo largo de seis horas diarias hasta los detalles más insignificantes. A eso llamo cortar el jamón delgadito, porque un reportaje debe incluir detalles y más detalles”.
Aunque la entrevista estaba lejos de ser su género periodístico preferido, para García Márquez estaba claro que una excelente historia podía lograrse conversando.
El pódcast ‘Relato de un náufrago’ es producido por la Fundación Gabo en alianza con RTVC Sistema de Medios Públicos de Colombia –a través de su plataforma de entretenimiento online RTVCPlay– y Podium Podcast de PRISA Audio. A partir del primer libro periodístico de Gabriel García Márquez se narra su viaje paralelo del periodismo a la literatura, y de Colombia a España, ambos totalmente decisivos en su carrera como escritor y su camino hacia el Premio Nobel, de cuya entrega se cumplen 40 años este 2022.
A lo largo de cinco episodios, esta producción sonora demuestra que la actualidad permanece en esta obra garciamarquiana, que llega a medio siglo de su publicación como libro este año, y es gracias a ella que podemos sumergirnos de nuevo en sus páginas, y explorarlo desde otras miradas y formatos.
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